domingo, 31 de julio de 2016

Lo que fuiste, y lo que eres.



Caretas fuera. O eso debe de pensar el señor Felipe González desde que dejó a un lado los ideales socialistas que ha defendido durante gran parte de su carrera política y que ahora ya parecen haber caído en el olvido. 

Sin entrar a valorar los dudosos negocios, su "aburrimiento" en el Consejo de Gas Natural, etc, etc, sus últimas declaraciones revelan lo alejado que están tanto él como otros barones y dinosaurios del Partido Socialista Obrero Español de la realidad. La gente no quiere escuchar tus discursos desde tu yate y tu sobrada situación económica, quieren escuchar a socialistas que defiendan a la gente que más jodida está en este desgraciado país nuestro.

"Hay que dejar gobernar a Rajoy, aunque no lo merezca". Y lo dice tan tranquilo. ¿Por qué, señor González? ¿Tiene algún interés particular porque eso suceda? Lo parece. Puede que tenga algún interés particular en que el PP y su maraña de corrupción, de recortes y de que sigamos en la "buena dirección", pero lo cierto es que nosotros, los militantes de base del PSOE, no pensamos así, en absoluto.

La historia retrata al final las decisiones y a los que las tomaron, tanto buenas como malas, y usted, que evidentemente ya está retratado del todo, no tiene poder de mando por suerte, o al menos algunos pelean para evitar que el PSOE sea aniquilado por gente que es ajena ya totalmente al socialismo. Porque dejar gobernar a la derecha, no es ser socialista, así que espero y deseo el voto en contra en la próxima intentona de Rajoy, y mientras haya opciones de una alternativa, estamos en la obligación de intentarlo, porque es el deber para con los que han votado a este partido. 

Fuiste un buen presidente, con aciertos y fallos, pero sin duda ya no recuerdas lo que es la izquierda de la que provienes, y pareces más identificado con los personajes que se han encargado de recortar derechos, presupuestos, pensiones, etc.

Con decepción y resignación, me despido deseando al señor Pedro Sánchez la mayor de la suerte contra los enemigos que tiene más cerca y que se hacen llamar socialistas, como es el caso de mi antiguamente admirado Felipe González