martes, 19 de marzo de 2013

Naturalmente.

A día de hoy, es evidente que las apariencias lo significan todo.

No hay más que echar un vistazo a por ejemplo, la televisión, para darnos cuenta de hasta que punto ha llegado este fenómeno. ¿MHyV? ¿Ese es el valor de los jóvenes y de las jóvenes? Mucho cuerpo cargado de winstrol, muchas cejas depiladas, muchas faldas cortas, y muy pocos cerebros. Es así. Si algo es ridículamente forzado, siempre dejarán al descubierto los fallos, tarde o temprano.

Como de costumbre, suelo extrapolar a la vida cotidiana este tipo de hechos, y así es que sucede lo mismo, aunque tal vez desde perspectivas diferentes en cada caso. Cuando ves a dos personas que mantienen una relación que hace aguas por todos lados y no entra en la cabeza de nadie el motivo de porqué sigue a flote, suele ocurrir que sea cuestión de apariencia, el miedo a la burla, o al que dirán, o sencillamente, el miedo a estar sólo. Lo he visto muchas veces, de sobra para permitirme ser tan tajante al respecto, aunque siempre puede haber una concurrencia de motivos.

Y mi pregunta al respecto: ¿realmente, sirve de algo forzar algo que no funciona? ¿Para qué? Forzar algo que no funciona es como tratar de insuflar oxígeno a unos pulmones que ya no funcionan, ni lo harán más. Cuando se llega a ese punto, se puede mantener artificialmente una relación, por interés, o por lo mencionado anteriormente, pero no es una relación "viva".

Soy de los que piensa que la vida es una oportunidad única, de la que debemos sacar provecho al máximo, y no desperdiciarla enfangados en la tristeza, la monotonía o la frustración sentimental. A veces es mejor dejarlo estar, como bien dijeron Los Beatles en su momento, y seguir otro camino, separado, solitario, pero que tarde o temprano se vuelve a enlazar con otros caminos, e incluso, con alguno muy próximo que ya hayas conocido. Por algo se dice que la vida da muchas vueltas.

Tratar de evitar ese momento en el que, te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, y en lugar de eso, seguir adelante, buscando encontrar esa llama que prenda un fuego intenso y vivo de verdad, un fuego no forzado, que se mantenga el tiempo que tenga que ser.

Algo forzado, no será nunca tan maravilloso como lo que funciona naturalmente.