jueves, 4 de diciembre de 2014

Progreso.

Soy de los que piensa que la vida es cuestión de rodearse de las personas adecuadas, de buenas vibraciones y de energías positivas. Y no me refiero a cuestiones de religión ni espirituales, sino a que simplemente, lo que suma te ayuda y lo que no, te resta.

Evidentemente no es fácil, porque dar con estas energías positivas es complicado, dado que son minoría, y más a día de hoy, en una época de crisis y de desconcierto, cuesta más.

Pero hay formas y formas de dar con ello. Y por ejemplo una de ellas es empezar por quitarse lo que no aporta.

Me considero una persona muy afortunada, no tengo quejas al respecto ni las he tenido, viendo como están otros por ahí, sé la suerte que he tenido, pero siempre se dan contrastes, y por mi parte mi gran deseo es desquitarme de esas ondas negativas y luchar por ser mejor.

No hay otra motivación que la de seguir avanzando, y eso implica tomar determinaciones. Y así será.

Caminando hacia el progreso.

lunes, 4 de agosto de 2014

Cuestión de sensaciones.

Hace muy poco que, tras un tiempo relativamente largo, volví a un cine para ver una peli prácticamente escogida al azar. Se llamaba "begin again".

Me sorprendió gratamente como cambió mis pobres expectativas antes de comenzar el film, y al acabar, me di cuenta de que fue una buena inversión de tiempo y de dinero. Los que saben del mundo de la música, y han vivido o viven en él, les llegará bastante, pero al margen de eso, se la recomiendo a todo el mundo.

No hay nada como disfrutar de buenos momentos y buenas sensaciones con personas especiales y diferentes. Son realmente los momentos así en los que se esfuman nuestros problemas momentáneamente, o puede que incluso llegues a dar con la clave para quitarle peso a tu "mochila" emocional llena de lastre inútil.

Es una cuestión de sensaciones, y de conservar a aquellas personas que te transmitan las que son positivas, a través de buenos momentos, a través de la risa, o de cualquier otra forma.

:)

sábado, 12 de julio de 2014

Enseñanza.

La vida te enseña de muchas maneras, normalmente por las malas, porque así es como mejor se nos graban las lecciones a los seres humanos.

No importa el momento en el que esto ocurra, porque puede pillarte en el mejor o en el peor momento.

En esta ocasión, es la aplicación total e inequívoca del refrán tan popular "que cada palo aguante su vela". La sensación de bienestar con otras personas, la fraternidad, etc, son únicamente condiciones favorables temporales, y digo temporales porque en algún momento se irán repentinamente, quedando totalmente desamparado si no eres previsor.

¿Cómo se puede ser previsor? No sabría decirlo, probablemente no teniendo corazón y actuando fríamente cuan ordenador. Una persona muy sabia me dijo una vez que no es suficiente haber hecho 99 cosas bien, si la 100 la hacías mal o consideraban que no lo has hecho bien. Bingo, porque así es: desde que falles, u otras causas se pongan en tu contra, estarás contra las cuerdas precisamente por ser confiado, esperar ayuda, etc.

La solución práctica es tener siempre los cabos bien atados y nunca fiarte del todo,  porque siempre habrá algo al acecho esperando a que bajes la guardia.

Que cada palo aguante su vela, porque si no, nadie lo hará por ti.

sábado, 12 de abril de 2014

Pensamientos de madrugada. (Popurrí)

No todo el mundo tiene licencia para quejarse. Y ciertamente nadie puede negar que lo hace con mayor o menor frecuencia.

Al final siempre nos acabamos quejando en mayor o menor medida, y te viene a la mente que siempre habrá gente que lo está pasando peor que tu. Pero no es suficiente para dejar de protestar.

En una época como esta, y en un contexto como este, protestar o quejarse no es nada nuevo para nadie, pero no se llega a ningún sitio con palabras vacías. Al final solamente repercuten en tu vida las acciones sin red, de esas a cara o cruz, todo o nada.

La diferencia entre el éxito y el fracaso.

Y en este momento de desinpiración, cierro los ojos, imagino lo que quiero, y aprieto los puños esperando con toda la fe que me queda en que siempre habrá un motivo por el que luchar y salir adelante.

No vivo en el número siete, ni en calle melancolía, pero a veces desearía ser capaz de girar todo a mi alrededor.

Es muy fácil bajar y muy difícil volver a subir, pero jamás dejaré de salir hacia la superficie.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Coherencia.

Otra vez he vuelto a dejar mi blog durante meses sin escribir, y ya era hora de retomar este espacio que utilizo para "desahogar" mis inquietudes.

Esta mañana tras despertarme y ponerme con mi rutina diaria, tuve tiempo de ponerme a pensar en lo importante que es ser congruente en la vida. De eso depende la credibilidad en todos los sentidos, en cada momento.

La obstinación, o empecinamiento en una misma dirección, que bien puede ser errónea o acertada, puede definirse como defecto o virtud según el prisma desde el que se mire. A mi me gusta pensar que es una virtud. Luchar por aquello que crees de verdad, aunque erróneo, tiene un gran mérito. Especificando más todavía, la lealtad hacia algo o hacia alguien, tiene mucho más valor.

La tradición marinera dice que el capitán es el último en abandonar la nave, y esa frase es pura obstinación, pura lealtad, pura coherencia.

Y hoy día escasea alarmantemente, por desgracia.

Moverse al son de los vientos que cambian aleatoria y caprichosamente es fácil; permanecer erguido y fijo en una cosa no. Cuando no mantienes la coherencia, pierdes la credibilidad, y es entonces cuando la veleta deja de ser solamente un ejemplo práctico.

El precio de la coherencia es a veces demasiado caro, y el de la lealtad, igual o mayor. Por eso, aplaudo a aquellos y aquellas que al margen de valoraciones, deciden permanecer rectos en una decisión con todo lo que supone.

No se puede estar entre dos aguas siempre: hay que decidir. Ser coherente o no, es lo que marca la diferencia, y los que mejor pueden hablar de ti, son tus propios actos para saber si lo eres o no.

Muchas gracias.