martes, 3 de mayo de 2016

Inoperancia política

Nunca me he escondido cuando hablo de temas políticos. Soy una persona de izquierdas, si bien hay cosas en las que soy más conservador. Cada uno puede tener planteamientos que no sigan exactamente los preceptos de un partido en su totalidad. En ese punto me encuentro.

Pero escribo hoy en este Blog para referirme al poco nivel de nuestra clase política. Tomemos con referencia la Transición, esa oscura época postfranquismo en la que, pese a todas las diferencias entre los diversos partidos, fueron capaces de ponerse de acuerdo para afrontar los problemas que de verdad importaban. En ese momento, la formación de un Estado Social y democrático de derecho y la redacción de su respectiva Constitución. Altura de miras lo llamo yo.

Precisamente, ese último elemento que he nombrado es el que más escasez tiene ahora mismo. Además del show en que han convertido la política, los egos superan a cualquier otra cosa. Siempre hay que quedar mejor que el rival y tratar de desacreditarlo, aunque ello implique más sufrimiento entre la gente que sufre las consecuencias del desgobierno mundial que nos ha llevado a esta crisis. Digo crisis y no postcrisis, porque aún existe, por mucho de lo que me diga Standard & Poor's, etc.

El postureo es el elemento negativo que ha infectado a nuestra clase política: hacerse la foto, el "y tu más", los espectáculos en el Congreso de los Diputados. Gilipolleces. Ese denominado postureo esconde la inutilidad e inoperancia galopante de nuestros políticos que nada han aprendido de sus antecesores.

Ahora llega otro período de elecciones, que no se sabe a donde llevará, aunque todo apunta al crecimiento del PP... ¿En qué carajo piensa la gente cuando echa su voto en la urna? ¿No tenemos conciencia? A mayor corrupción, mayor intención de voto. Creo que ni Albert Camus podría haber imaginado nada peor. Soy español, canario y orgulloso de ser ambas cosas, pero siento vergüenza de la imagen que damos, que no es digna de un país libre que se ha construido por la lucha de los que ya no están y que derramaron su sangre para que hoy tengamos una Constitución que nos protege, aunque cada vez más adulterada a través de leyes de un Gobierno (¿en funciones?) con un hedor a corrupción y a neofranquismo que tira para atrás.

Las urnas nos dirán algo más. Hasta aquí les escribo desde este rincón mío.

Salud.