viernes, 25 de septiembre de 2009

De Verdades y Falsedades!

DE VERDADES Y FALSEDADES

Últimamente he estado reflexionando sobre un tema que está siempre muy presente a lo largo de toda nuestra vida: el cómo la verdad y la mentira se manifiestan ante nosotros, y de que maneras. Tras bastante tiempo pensando, me gustaría compartir mi reflexión con todo aquel dispuesta a leerla.

Comenzaré hablando sobre la verdad, ese bien tan escaso y tan difícil de encontrar, tanto o más que una aguja en un pajar. Se trata de un valor muy preciado sin duda, pero puede ser tremendamente dañino en un mundo como este, donde por desgracia la mentira y la falsedad son las monedas de cambio habituales. Es cierto es que con gran sencillez, la verdad puede destruir corazones, romper amistades y hacer añicos muchas cosas, pero he aquí la cuestión, ¿Será mejor la peor de las verdades o la más bella de las mentiras? Aquí entra en juego la conciencia individual, y por desgracia la tendencia es clara, pues pocos están dispuestos a asumir la responsabilidad que supone desvelar la verdad y sus consecuencias, que difícilmente tienen vuelta atrás.

Ahora me gustaría referirme a la otra cara de la moneda: la mentira, y como puede presentarse esta.

En primer lugar, puede tomar la forma de la infidelidad, pues desafortunadamente y aunque muchos lo ignoren, los cuernos son más habituales de lo que podría pensarse. Sin duda, esta es una de las formas más despreciables que puede tomar la mentira, e igualmente despreciables son aquellos que la llevan a cabo.

En segundo lugar, la falsedad puede presentarse de forma pasiva, o en otras palabras, por falta de carácter. Se trata de personas, que ante la influencia externa, se corrompen y pasan a ser como simples marionetas sin criterio ni voluntad alguna, que bien podría considerarse por ejemplo, el prototipo del calzonazos.

En tercer lugar, la mentira se presenta también como palabras vacías. Esas palabras y promesas que suelen decir algunos con tal de lograr sus propios fines, como por ejemplo palabras como “te amo”, ya tan tristemente tomadas a la ligera. Sin embargo, al final, resulta que todos esos conjuntos “poéticos”, cargado de palabras superfluas, simplemente, no cuadran, y así como caen las penosas lágrimas de cocodrilo, propias más de cobardes sin valor alguno para enfrentarse a la realidad, a su vez, las mentiras caen por su propio peso.

Por último, la falsedad a través del interés, que por lo general, suele ser material, aunque también puede serlo de cualquier otro tipo y durar un tiempo indefinido, hasta que sea necesario. Este es el interés propio de los chaqueteros, que un día pueden ser leales y al día siguiente, tu espalda podría estar cosida a puñaladas. Solo se me ocurre un único calificativo para este tipo de individuos: PATÉTICOS.

Finalmente, concluyo dejándoles el consejo de que siempre se debe intentar ser lo más sincero y coherente posible, y tener la voluntad suficiente como para no convertirse en carnaza de esos parásitos, cuyos únicos ideales son la mentira y el interés. Termino mi reflexión con esta frase tan interesante que igual podrá venirles bien a muchos:
“¡La verdad que daña, es mejor que la mentira que alegra!”