lunes, 15 de julio de 2013
Desierto (I)
lunes, 8 de julio de 2013
Escapar, o no escapar.
"Cuando la noche se apagó, seguía sin entenderlo.
Durante muchos años había imaginado el transcurso de una vida sencilla en lugar donde nació. La felicidad basada en la sencillez junto a las personas importantes.
Pero como ya se sabe, los planes se deshacen como la arena entre nuestros dedos antes de lo que imaginamos.
Ahora, sólo deseaba escapar.
A medida que avanzaba hacia su hogar, menos sentía que estaba en el lugar apropiado. Tal vez la tortilla se hubiera dado la vuelta demasiadas veces.
No encontraba ese confort y esa calidez vital imaginadas en los tiempos en los que todavía ignoraba la naturaleza real del mundo. No encontraba con quien enfrentarse a sus temores. Alguien con quien escapar. O tal vez si. No había manera de saberlo en aquel momento.
Se detuvo frente a las proximidades de un puente que atravesaba lo que antaño era un pequeño riachuelo que se volvía caudaloso durante el invierno. Extrajo de su funda una veterana guitarra, se encaramó a la valla que evitaba una caída de altura considerable. Tocar le ayudaba a pensar.
Arrancó varios arpegios del instrumento mientras el amanecer se cernía sobre él. Aquel ser solitario se había aficionado a contemplar la salida del sol.
Había tomado una nueva decisión. No era un mal comienzo."
miércoles, 3 de julio de 2013
Aguardando el momento.
En su mente la respuesta parecía cobrar forma: la envidia, o mejor dicho, una mezcla de envidia y admiración. Deseaban los logros conseguidos; tener el poder de decisión que tenía, así como sus éxitos. Intentaban arrebatarle incluso a sus ex-amantes en secreto, como si con ello estuvieran más cerca de su posición o de hacerle daño. Detestaban tener que estar al cobijo de su sombra para que pudieran sentirse importantes y tener opciones a conseguir otros privilegios.
No era un monarca estúpido o inocente. Sabía de historias de vasallos traidores que habían asesinado o usurpado el trono de sus señores. Algunos se atrevían a intentarlo hasta durante una cena. Ansiaban usurpar tronos que se habían ganado con trabajo y esfuerzo, no por herencia.
Tras su sonrisa sentado en la mesa, se ocultaba la rabia, la decepción, y el pesar por no entender de donde surgía aquella envidia absurda que con sus regalos y gestos había intentado convertir en una lealtad sincera.
lunes, 1 de julio de 2013
Hacía demasiado calor.
Puede que también hubiera algo más. Puede que el paso del tiempo calmase las preocupaciones que en otras épocas cargaban su mente. Preocupaciones vacuas.
Nos gusta pensar que hay que ser valientes siempre, el que arriesga no gana y todo eso. Pero está claro que no es lo mismo hablar sobre una canción que cantarla. Puede que ya fuera el momento de dar un paso al frente. Había que correr hacia delante por fin. Era un buen momento para dejarse llevar.
Cuando ya está sucediendo, no puedes pararlo. No debes pararlo. ¿Acaso hay algo mejor que lo que surge por un impulso? ¿Acaso hay algo mejor que la sensación de nace de la adrenalina?
No pensaba. No era necesario.
Hacía demasiado calor como para eso.
El amanecer le saludaba con timidez. No así el calor, que lo perseguía desde que aquel momento en el que se dejó llevar por el instinto, por su intuición. Dedicó una mirada a lo poco que quedaba del cielo nocturno que tanto había presenciado.
Su último pensar antes de que el sueño se adueñara de él fue en la luz oscura de aquello ojos, y una sonrisa que se perdía efímera en su mente.
Ya no tenía miedo. Se había esfumado. Su incertidumbre se había acabado. Ye había perdido mucho tiempo en eso.
Hace demasiado calor, y no iba a perder ni un segundo más."