22.

De pronto, llega un día en el que te levantas, y resulta que ya tienes 22. Pensándolo bien, no es una mala edad, sino todo lo contrario, la madurez va llegando (o mejor dicho, reforzando la que ya tenías desde hace tanto) pero tienes ciertas sensación de ansiedad.

El tiempo se ha ido volando, sin darte cuenta. Ahora toca mirar hacia delante. Reflexionando sobre si he aprovechado el tiempo hasta este momento... Diría que si, pero acorde a mi propio carácter, no lo suficiente.

Esta es una época de cambios, de crisis, es el momento de demostrar todas las cualidades que tenemos para salir al paso en cada situación, sin pararnos a reflexionar una y otra vez si tomamos la decisión correcta. Solamente pensar lo justo y actuar a través de nuestra intuición.

Con 22 años, es el momento de explotar todas las cualidades que tienes en tu interior.