martes, 11 de septiembre de 2012

El Cambio.

Tras concluir satisfactoriamente la semana de exámenes, y un fin de semana espectacular tal como agotador, es el momento de volver a recuperar la disciplina en todos los campos.

Sin embargo, hay algo diferente. Me he dado cuenta de que mi perspectiva con respecto a la vida ha cambiado.

Llega un momento en el que te empiezas a tomar todo con mucha calma, incluso rozando la indiferencia, en su justa medida. Todo debido a una sobredosis de preocupaciones y de molestias por asuntos en el pasado, que no reportaban absolutamente nada a tu vida. Se trata de un proceso largo, con oscilaciones, pero que está concluyendo en un resultado óptimo: confianza, tranquilidad, y disciplina.

Fruto de la experiencia, aprendes que los que sobreviven, los que triunfan, son aquellos capaces de adaptarse lo mejor posible a los diferentes escenarios y habitats que se presentan. A veces serán más benévolos, y otros, arduos y terribles.

Es el proceso del cambio; el proceso de madurez como persona.

Nunca debemos olvidar nuestros orígenes, ni olvidar quienes somos, sin dejar de avanzar, puesto que los límites están en nuestra cabeza, y que sólo unos pocos logran deshacerse de ellos pero alcanzar su plenitud.

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