lunes, 15 de abril de 2013

La paja en el ojo ajeno.

Equivocarse es algo de lo más común, pero el asombroso don de juzgar a los demás y no fallar nunca lo tienen solamente unos pocos...¿O tal vez no?

A todos nos molestan los errores, cosa que se entiende perfectamente. Hay personas que se sienten mucho peor con sus propios fallos (como es mi caso, dicho sea de paso) pero lo fácil es criticar el trabajo ajeno, aunque sea por medio de argumentos un tanto carentes de coherencia. 

Jesucristo no se equivocaba cuando dijo lo de "la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio" porque suele suceder que, precisamente los propensos a enjuiciar los actos de los demás, son los que más dejan que desear a la hora de la verdad, cuando hay que demostrar la valía de cada uno.

Muchos sabrán que soy un gran aficionado al deporte, y en concreto al fútbol, por eso utilizaré este símil. Jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo o Messi, pueden cometer errores, pueden tener malos partidos, pero por lo general, siempre son los que marcan la diferencia, los que con su técnica y sus goles hacen rugir estadios enteros, olvidándose de que a veces el resto del equipo haya jugado mal. Dicho de otro modo, aunque el equipo pierda, siempre dejan destellos de lo que saben hacer.

Esos destellos de calidad que resaltan, hacen olvidar minucias o fallos generales, porque para eso son el foco de atención. ¡Y qué decir tienen cuando también hacen papel de organizadores/asistentes! Es lo que se dice echarse el equipo a la espalda, y es lo que la gente realmente valora. Y así ocurre en la vida real, en tu trabajo, y también, encima de un escenario.

Por eso, no basta con ir "andando sobre el terreno de juego" hacer "filigranas" inútiles o como diría Cruyff, ir por ahí como "pollos sin cabeza". Pues igual. Aparentar no es suficiente. Lo que vale es dar un paso al frente y aunque cometas errores, dar la cara y levantar a la gente en aplausos cuando haces bien tu función.

Y es que lo que importa no es que a veces se te vaya un balón al quinto anfiteatro, sino que termines marcando el gol de la victoria. Una vez que haces eso, los que llevan la viga pueden decir misa, que todos saben quien ha salvado la noche, para variar.

¡Gracias! :)

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