viernes, 14 de enero de 2011

Claridad ante todo.

La ambigüedad.

Es como una lacra, puesto que nunca termina de dejar de ver la auténtica realidad de las cosas.

No es que no sepa valorar la elegancia de saber transmitir subliminalmente un mensaje, me gusta de hecho que la gente sepa sorprender de esa manera.

No obstante, estoy tremendamente cansado. Cansado de ambigüedades, y de tonterías, ante todo, porque algunas personas, ni yo las entiendo a ellas, ni tampoco me entienden a mi. Sinceramente, me gustaría que lo que tuvieran que decirme, me lo dijeran a la cara, nada de mensajes subliminales ni de claves a descifrar.

Haz lo que tengas que hacer, pero hazlo ya, y lo que tengas que decir, dilo claramente.

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