Anoche fue una noche muy especial
Tuve ocasión de tocar en un gran concierto, junto a una gran
banda de la que siempre me he sentido muy orgulloso de tener al lado en los
escenarios.
Una noche en la que tenía que demostrar, tanto a mi mismo
como a los demás, y así fue.
Quedó demostrado que en esta vida, los hechos, prevalecen
sobre las palabras, por cuanto la gente por lo general tiene tendencia a hablar
con demasiada facilidad, a sobrevalorar, y a infravalorar. Anoche creo que este
grupo dejó muy claro su nivel real de calidad, y porque no decirlo, de nuevo
demostré mi propio nivel, del cual me siento tremendamente orgulloso, e incluso
de mi voz, de la cual dudaba hasta anoche.
No se considere este blog de hoy como una apología de la
chulería o de la prepotencia, no.
Debe considerarse como una apología del trabajo bien hecho,
de la disciplina y de la constancia y ya que estamos, un alegato contra las
habladurías, las fantasmadas de aquellos que presumen de lo que carecen
claramente y de las palabras vacías cuan carentes de valor.
Como conclusión, diré que la noche de ayer me sirvió para
entender dos cosas:
En primer lugar, estoy en una banda con músicos serios y
capaces, donde el trabajo en equipo puede depararnos grandes éxitos en el
futuro.
En segundo lugar, quedan despejadas las dudas sobre mi
propia capacidad como músico, y sobretodo dudas sobre poder lanzar un proyecto que
se fundamente en mis propias habilidades tanto a la guitarra, voz y a la hora de
componer.
Había que sacar los galones, y así se hizo.
Ahora, manos a la obra.
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