Tras una intensa Semana Santa, es hora de volver a la rutina habitual, pero a diferencia de otras ocasiones, las cosas ahora son mucho más complicadas.
Se avecinan cambios. Eso ya no es una novedad, es algo que llevo sintiendo desde hace algún tiempo, y pronto, de la forma más repentina, llegarán.
Dicen que no hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba. Parece que así será en muchos aspectos.
La música, gestión económica, las relaciones personales, y en otros campos las cosas están cambiando de forma acelerada, y casi seguro sin punto de retorno al que agarrarse esta vez.
Es hora de enderezar el timón, y mostrar fortaleza de carácter, para capear un temporal sin precedentes.
Toca poner las cosas en su sitio.
lunes, 9 de abril de 2012
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