Si, anoche fue un gran concierto sin duda, una descarga de energía que necesitaba mi cuerpo con urgencia, poder disfrutar de lo que realmente me gusta, que es hacer música.
Puede que echase en falta a algunas personas, pero desde luego eso no evito en absoluto que fuera una noche inolvidable, junto a mis compañeros, divirtiéndonos, haciendo lo que nos gusta de verdad.
Como enseñanza, quizá no ser tan confiado, a fin de cuentas, la cuestión está en intentar ser el mejor, pero no creerse el mejor, y en esta distinción radica la diferencia entre la prepotencia y la humildad, si bien es cierto que muchas veces he pecado de arrogante, tengo el consuelo de saber admitir mis errores, donde otros ni siquiera pretenden ni observarlos.
Eso es lo que me diferencia a mi, de las estrellas, o quizá mejor dicho, de los estrellados.
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