jueves, 2 de febrero de 2012

Ascensión.

"El chico ha cambiado. La timidez ha dejado paso a la confianza; la debilidad al orgullo; la emoción al hielo; lo blando a lo duro. El verano, se convirtió en invierno.

Pequeños muros se alzan a su alrededor, buscando protegerle de la decepción, esa afilada espada que tantas cicatrices a dibujado en su alma. Las murallas se han hecho grandes, y muchas veces no dejan ver la floreciente luz del añorado y a la vez temido amanecer.

Se alzan tanto que no llega luz. Solamente brilla algo en el interior de esa insondable fortaleza de piedra: los recuerdos. Brilla, poco, pero ilumina la inmensidad del vacío de esa estructura tan imponente, y a la vez tan austera.

Escribió en la pared de la prisión la pregunta existencial más básica.

¿Quién soy?

Un susurro a través de las finas grietas pasan como una suave brisa diciéndole: "sube, y lo descubrirás"

Tras meditarlo mucho, el chico decide salir, y ver que hay más allá. Las cicatrices, y los recuerdos le acompañan por igual, marcados en su corazón. Ya no tiene dudas. Decide que no debe perder más tiempo encerrado, ignorando la verdad.

Extiende su mano agarrándose al primer saliente. Sabe que la caída puede ocurrir, sabe que el fracaso puede volver a arrastrarlo hasta el fondo, y que puede que cuanto más cerca esté, más le cueste avanzar, y peor sea la caída. Pero algo ha cambiado... Al fin sabe que no puede quedarse de brazos cruzados esperando a la nada, y debe salir en busca de la verdad. Tiene miedo, pero ya no duda.

Comienza el ascenso, cuan ave Fénix, resurgiendo de sus cenizas, dispuesto a volar hacia la libertad de un nuevo día."

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