lunes, 7 de mayo de 2012

El poder de la constancia.

Esta mañana al observar un video colgado en youtube del año 2010 tocando con mi actual grupo Estación Zoo, he caído en la cuenta de los cambios que han ido sucediéndose en mi forma de tocar, el cómo ejectuaba las notas en comparación con el nivel de ahora mismo.

Si bien es cierto que ha pasado mucho tiempo, y que a mi juicio podría haber mejorado bastante más, debo decir que si estoy contento por haber eliminado muchos vicios de antaño en la ejecución del instrumento, además de haber ganado en otro atributos que forman parte del espectáculo que uno debe dar como músico, cuyo principal rol para mi, es transmitir lo que sientes al tocar música a tu público.

Y efectivamente, todo se basa en ser constante. Cuando uno se organiza una rutina de ejercicios para mantener el nivel, ahí está la primera piedra para ir asentando la calidad musical, que luego puede desarrollarse a través del estudio, etc.

Siempre lo he considerado así, aunque muchas veces no haya podido cumplir al 100% en lo que ha constancia se refiere, es el pilar básico para triunfar en la vida por lo general. ¿De qué sirve tener una habilidad intrínseca que no trabajas cada día? De muy poco en mi opinión. Lo podemos extrapolar a casi cualquier campo. Pongámonos en el caso de un futbolista que atesora mucha calidad en su juego, pero que no cuida su dieta o su entrenamiento. Resultado obvio: nunca llegará a ser el mejor, aunque tenga las cualidades técnicas innatas para serlo.

Soy de los que piensan que los virtuosos nacen, es verdad, pero se hacen también, fruto del trabajo, la ambición en su justa medida y de la constancia.

Mi consejo. Si realmente quieres algo, lucha por ello, trata de ser constante, y conseguirás todo lo que te propongas.

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