martes, 20 de noviembre de 2012

When the levee breaks.

Ya lo sabes.

Siempre has sabido que llegaría el momento en el que nada sería como antes. Es una sensación que se presiente, pero que no te pilla desprevenido. No puedo decir que no esté contento.

En el momento en que se cruzan esas miradas, y solamente queda indiferencia, sabes que realmente eres libre. Conseguir derribar ese enorme muro que no deja avanzar el flujo de tu vida, a veces cuesta mucho, así como es muy difícil que el agua de un río consiga derribar una presa.

Todo va por procesos. Aceptación, silencio y de nuevo, reencuentro.

¿Hasta que punto puede concretarse el fin de un sentimiento? Nadie lo sabe. Es muy difícil concretar algo tan intangible como un sentimiento, su medida exacta. Tampoco sabes en qué momento exacto que aparece otro, que tal vez siempre estuvo ahí, oculto, voluntariamente o no.

Cuando se rompe el dique, tienes que seguir adelante, tienes que moverte y volver a fluir. La vida se encargará de ello, y de seguir poniendo buenas oportunidades delante, porque a fin de cuentas, y como suelo decir, lo mejor, está por llegar.

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