Si, por desgracia (o afortunadamente) siempre llega ese momento en el que uno tiene que tirar de las riendas de su destino para evitar que la propia existencia se despeñe por un barranco...Ese instante en que observar como el precipicio que antes parecía tan lejano ya se ve con claridad en el horizonte.
Muchas veces se ha fracasado, eso es cierto, siempre ha costado mucho llevar a cabo una tarea con la suficiente constancia y disciplina como para que finalmente conceda los frutos adecuados al esfuerzo empleado..
Todo depende de ese único factor decisivo, lo que diferencia la decadencia más absoluta del éxito y del auge como persona:
La voluntad.
Se avecinan pruebas cada vez más difíciles, que marcarán si realmente estamos ante el borde del precipicio, o el comienzo de una etapa de esplendor que nunca antes habíamos vivido..
La voluntad de triunfar, de avanzar, la voluntad de prosperar, la voluntad de amar...
Esta palabra es la que diferencia entre jugar en primera división, un ser un equipo acabado de segunda. Demostremos que somos de primera ;)
Hice una promesa, y la voy a cumplir.
miércoles, 26 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
La voluntad a veces no es rival contra el dolor o la confusión, pero no está mal usarla un tiempo de escudo.
Me pica la curiosidad sobre esa promesa, sin embargo no haré preguntas, me gusta lo fuerte que suena todo!!
Puede que si, eso depende que cada uno, para mi eso es lo que marca la diferencia entre las personas, las que se dan por vencido y las que no, pero es una opinión :)
Ya te contaré en persona si eso! jeje.
Publicar un comentario