jueves, 6 de octubre de 2011

¿Por qué? ¿De dónde os han sacado?

No, no soy Mourinho. Aunque de hecho, si que me hago la misma pregunta.

Esta mañana, se ha celebrado espontáneamente un debate sobre el motivo que ha llevado a muchos alumnos del grupo de mañana a "escapar" hacia el grupo de tarde en la facultad de Derecho en el curso de tercero-cuarto.

A priori, es un hecho ilógico, dado que cambiarse de al turno de tarde implica salir tarde, llegar a la hora de comer, o justo después de comer...Mmm. Hay algo que no cuadra, ¿verdad?

Bueno, pues yo si que tengo un "porque"

Si la mayoría de los alumnos han escapado, no es precísamente por la comodidad del turno de tarde (que es nula) ni porque las asignaturas que se imparten en tercero y en cuarto sean complicadas.

El verdadero y único motivo por el que ha tenido lugar este triste fenómeno es por la desidia. Si, esa palabra que tanto me gusta emplear, pero no porque me guste, sino porque es algo demasiado común por desgracia, especialmente en esta Facultad.

Como comprenderán, no pienso hacer referencia por nombre ni apellidos, porque podría estar vulnerando su derecho al honor. Pero sencíllamente, no hace falta, porque todo el mundo los conoce.

¿Cómo podría ser de otra manera? Tanto estas personas que se han cambiado, o los que seguimos de mañana, lo sabemos bien. Sabemos que hay 4 jinetes del Apocalipsis (en cuarto se han sumado muchos más, la banda aumenta) que se han encargado de machacarnos.

"J", "F" ,"B", y "C" Uff. La banda invencible. Para no desarrollarme mucho, diré que se caracterizaba dicho grupo por mútiples habilidades.,

Que agradable, cuando te gritan en vez de hablarte, atravesando las paredes una voz chirriante que además, va penetrando en las pobres y desgraciadas mentes de otros alumnos en otras aulas. Mucha voz, mucha cháchara, explicación nula, y exigencia máxima en el examen. Bien.

Ah si, o leer un Código de Leyes con la manita en la boca que impide entender nada, dar mil vueltas y no llevar orden en tus explicaciones y luego ir a con la espada en mano y el cuchillo en la boca al examen, si señor. ¡Por favor, sálvame!

Que decir ya de los soberbios. Dicen que es el pecado original, de los pecados capitales. Y vaya que si lo es. Algunos lo ponen en práctica dando clase, suspirando, tratándote como a basura, mirándote por encima del hombro.

Y luego el ejemplo modélico: el que llega felízmente a clase, y se dedica a leer un libro. Diría que el menos malo, porque su efecto es adormecedor, y sin embargo, exigencia máxima en el examen, cuando lo único que ha hecho es leer un libro, venir a cobrar un sueldo extra y marcharte a tu despacho.

Creo que si que entiendo porque han escapado. ¡Lo que no me explico es que hago yo aquí todavía!

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