lunes, 4 de febrero de 2013

Cambiando el Chip.

Mi reflexión de hoy versa sobre cómo ciertos cambios en nuestra vida, en realidad no son tan fáciles de adaptar como uno se piensa.

Ocurre algo parecido como cuando uno cree que puede pasar de caminar a correr con sólo haber dado un par de pasos, pero no es tan sencillo; y es que si has estado sentado mucho tiempo sin usar las piernas, acostumbrarse de nuevo requiere paciencia y tesón.

Así sucede con la mentalidad y el corazón. Es muy difícil que un corazón hecho a la soledad de facto, pueda adaptarse a caminar junto a otra persona de nuevo. El chip que tienes está fuertemente implantado.

En ese momento, multitud de preguntas aparecen en tu cabeza. ¿Merece la pena dejar atrás las viejas costumbres que han marcado tus pautas durante este tiempo?

Creo que si. Cuando llega el momento lo sientes. Lo sientes cuando la tranquilidad y la sencillez aparecen desde que abres y cierras los ojos al final de cada día al lado de la persona adecuada. Esas sensaciones no tienen precio. Alcanzar ese estado vale la pena. Merece ese cambio de mentalidad, porque todo lo que conlleva te llena como

Pasar de andar a correr, a veces es más rápido, y otras más despacio, pero lo importante, es conseguir correr hacia nuestro objetivo... Y acompañados, mucho mejor.

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