lunes, 1 de octubre de 2012

Regresó el Otoño.

El placer de sentir de nuevo ese frío por la noche. Cuanto tiempo lo he esperado y casi olvidado tras este verano incandescente.

Como siempre, y en cada período de la vida, aparece un punto de inflexión. En estos momentos hay que saber reaccionar con la presteza y la virtud necesaria. Llegó el sábado. Caí en la cuenta, otra vez, que de a veces simplemente hay que estirar el brazo, y coger lo que queramos, sin tener en cuenta cada una de las consecuencias de ese acto. Si quieres algo, ve a por ello. Si quieres vivir de lo que te gusta hacer, búscalo. Si quieres tener a alguien que merezca la pena, espera, observa, y avanza. Y si no aciertas, vuelve a probar.

Error y ensayo.

Alejada la frustración, y cargado de la motivación de que si me esfuerzo, conseguiré todo lo que me proponga, me lanzo a esta nueva etapa de cabeza, al galope sobre el caballo de la confianza, dispuesto a luchar por todos los objetivos marcados, y a no rendirme jamás antes las barreras aparentemente infranqueables de la adversidad.

Con el Otoño, regresó de nuevo el espíritu de la perseverancia y la osadía.

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