martes, 18 de diciembre de 2012

Si el fin del mundo lo permite.

¿Y si mañana llegara el fin? ¿Que podríamos sacar en claro de todo esto?

En el contexto tan extraño que rodea a la fecha del 21 de diciembre, en la que no creo que suceda nada en particular, ni que el mundo empeore más de lo que ya está pese a que podría, uno se hace eco de las tendencias actuales y reflexiona.

No se han hecho las cosas tan bien, ni tan mal. Queda mucho por hacer. ¿Qué balance más equilibrado que ese? Quizás es un análisis que peca de ser prematuro, pero acorde a una personalidad tan exigente como la mía, no podía ser de otra manera.

Quisiera haber hecho miles de cosas más, y en ocasiones noto que se me escapan los días y el ritmo no es suficiente. Los que tenemos una ambición y pretensiones tenemos que alimentarla con logros, triunfos y éxitos. Exige que se alimente con mucho ahínco.

A día de hoy sé que puedo dar mucho más, y que tengo objetivos que pensaba que estarían conseguidos a estas alturas.

Si el mundo no se acaba este viernes, ya tengo la lección aprendida sobre perder el tiempo y controlar la pereza. El éxito está ahí para quien lo quiere y se lo trabaja.

Este año, no pienso bajar el pie del acelerador, y si el fin del mundo lo permite, todos deberíamos seguir avanzando hacia nuestras metas. ¡Todos hacia delante!

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