miércoles, 8 de junio de 2011

La eficacia radica en la sencillez.

El mundo y la existencia, tienden al desorden.

Así lo podemos observar en prácticamente cualquier aspecto de la vida.


Pongámonos en el campo del Derecho de las Administraciones Públicas, por ejemplo. Si nos atenemos a los hechos, podemos concluir en que la organización es caótica, construida en base a los pilares de un derecho farragoso, propenso a la ineficacia. ¿Tendrá relación todo esto con los evidentes resultados desastrosos que suelen consumarse en la práctica, resultados de fracaso, injusticia, e incompetencia?


No me cabe duda de que si.


Aunque resulta evidente que el papel que juega la voluntad humana es inestimable, dado que hay intereses de ciertas personas en que la maraña burocrática administrativa y legislativa sea así. No es novedoso ni mucho menos, la relevancia de la corrupción en este hecho.


Alejándonos de este hecho, se podría aplicar en otra situación. En el supuesto de encontrarnos a los mandos de un automóvil en plena autopista, con casi total seguridad, siempre podremos observar como vehículos que circulan a 80 km/h o incluso menos velocidad, se encuentra en el carril izquierdo o bien cuando no indican maniobras, etc.


Si tuviera que mencionarlo todo, no acabaríamos. A lo que quiero llegar, es que vuelve a manifestarse esta tendencia hacia el desorden y la incoherencia.


De modo que según entiendo, la tendencia natural del ser humano, y de la realidad, es el caos. Y en otras palabras, se traduce en que intentar establecer algún orden eficaz y sencillo, es similar a nadar contracorriente.


Así, entiendo que todas las personas debemos intentar actuar con un mínimo de coherencia y de orden a lo largo de nuestra vida y en sus numerosos campos, por el bien común, aunque sea difícil luchar contra la tendencia natural hacia el caos.


No me refiero en absoluto a convertirnos en obsesionados por la limpieza o el orden, a lo que me refiero, es a adoptar decisiones coherentes, con bases cimentadas en un orden sencillo y no basado en complicaciones absurdas.



Como ya he dicho, la eficacia, radica en la sencillez, y esto es aplicable a cualquier situación.



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