martes, 24 de enero de 2012

Renovación.

Te despiertas un día por la mañana y piensas otra vez algo habitual: "es momento de cambiar"

Pero la pregunta es...¿Cómo? ¿De qué forma se consigue cambiar sin lentitud y tampoco sin demasiada prisa?

Creo que la mejor forma es la motivación, recordar los fallos, los fiascos y las oportunidades echadas a perder por no haber sido diferente. Volvemos a intercalar con el tema de la fuerza de nuestra mente a la hora de llevar a cabo una tarea.

Claro está, que no todo es una cuestión de desear, puesto que también debemos realizar alguna acción. Es como el que desea fervientemente adelgazar, y sin embargo, se pasa los días durmiendo la famosa "siesta" y comiendo comida basura. No se llega a nada.

Así que es lógico que todo sea cuestión de sacrificio. Renovarse a uno mismo exige sacrificios, duros, puede que durísimos, pero necesarios si se pretende alcanzar un objetivo concreto. Hay días en los que la moral baja más o está más alta, pero nunca hay que olvidar el motivo por el que estamos cambiando.

"Renovarse o morir" o lo que es lo mismo, renovarse, o entrar en decadencia. Esta frase es aplicable a cualquier aspecto de nuestra vida, ¿no? Amigos, vestimenta, físico, aprendizaje, etc. No hay nada que no sea susceptible de cambiarse por otra cosa llegado el momento.

La clave está, en renovar lo que realmente importa, y desechar lo que no, si pretendemos conseguir éxitos y acercanos con paso lento, aunque seguro, hacia la autorealización.

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