jueves, 15 de septiembre de 2011

Odisea.

Uno tiene que tener claro siempre la naturaleza imprevisible de la vida.

A veces te crees que por tener todos los factores a tu favor, tras haber luchado con tesón y despúes de esfuerzos insufribles por conseguirlo, vas a tener por fin lo que te mereces.

Pero el destino, y el futuro tienen en su manga otro as, preparado para destruir tus planes nuevamente, y tengas que comenzar de nuevo desde el principio.

Pensando precísamente en como pueden llegar a complicarse los asuntos de uno mismo que en principio parecen ser simples, acabo de recordar la Odisea. El pobre Ulises, tras 10 años de guerra en Troya, se dispone volver a casa, con su esposa, a su reino, y sin embargo el destino y los dioses retrasan su vuelta a casa con cientos de pruebas, tormentos, e infortunios.

Tras pasar por todas las penalidades que refleja su historia, llega a su reino, solo para darse de bruces con la realidad: todo aquello que dejó atrás se había vuelto corrupto y solo le quedaban unos pocos leales, entre ellos, su fiel perro, que fue el único que lo reconoció.

¿Qué reflexión saco de este poema? La siguiente:
Aunque uno mismo, se esfuerce y luche por conseguir lo que más desea (en el caso de Ulises, volver a su hogar) el destino tiene sus propios planes, y aunque consigas doblegarlos, puede que no se cumpla lo que esperabas (su reino corrupto y su esposa asediada por pretendientes lascivos)
Lo que te puede hacer pensar que todos los sacrificios realizados, han sido en vano.

En nuestra propia vida, a veces vivimos una Odisea en toda su magnitud cuando luchamos sin cuartel por lograr lo que realmente queremos, y sin embargo, luego no se ve compensado, sino que todo lo contrario, hasta puedes encontrarte igual o peor que antes de empezarla.

"Cuidado con lo que deseas, porque puede cumplirse, pero no como tu pensaste que sería."

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