miércoles, 7 de septiembre de 2011

Querer es poder.

No importan los obstáculos, cuando se tiene la determinación de conseguir algo, si realmente te esfuerzas lo tienes que lograr.

Pero a veces no se puede ganar siempre.

Y es problemático. Hay personas que no se adaptan al fracaso, simplemente porque no entra en sus planes. Es gente que sufre muchísimo más que los demás pequeños contratiempos sin importancia que se transforman en terribles calamidades.

Cuando no se logra, tras intentarlo una y otra vez, comienzan a aparecer los primeros síntomas de resignación, pero a su vez, la tendencia a la ofuscación aumenta, de modo que se olvida el motivo porque el que lucha, y solo importa ganar, y nada más, de cualquier forma.

Al final, puedes obsesionarte con un problema que no eres capaz de resolver, y que has intentado superar mil veces sin éxito.

¿Qué hacer? ¿Resignarse? ¿Rendirse ante las circunstancias?

Nunca. Hay que seguir. Porque la gente que no se rinde nunca, es la gente que puede cambiar el mundo, los que pueden cambiarlo todo.

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